Después de 20 años de ausencia y de larga espera, tenemos el disco número de tres de este icónico guitarrista, una de las piedras angulares del thrash metal cuando estuvo con Megadeth y créanme que su legado tanto en el género en sí como en la banda ya es algo imborrable e inamovibles para muchas generaciones que crecimos escuchando su música y después, perderle la pista debido a que en esos años no existía el internado y no había forma de saber de él. En este nuevo trabajo tenemos una colección de temas de ese jazz rock sabroso, técnico, ágil y potente que solo el sabe hacer. Es grato escuchar que sigue en buena forma y que no tiene intenciones de dejar su oficio por nada del mundo. Un disco muy bueno, dónde predomina el jazz y el fusión y definitivamente no es para quienes están buscando blasfemia y potencia del thrash metal porque aquí, no hay para nada. La producción es genial, la grabación estupenda muy poco filtrada y la portada muy colorida a modo de collage. El disco contiene 12 canciones de las cuales destacan: “Battle bots”, “The kid”, “Den”, “Sunday”, “Flame runner (For Nick Menza)* y “Maiden Voyage”. El disco salió a la venta el 13 de marzo de 2020 bajo el sello de Ropeadope records.
Calificación: 9 de 10 puntos
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